Mi madre tierra.


Hoy dije «mi casa»

y me creí dueño

de esta porción de tierra,

que me tolera

como inquilino trivial

de su organismo.

*

Me acariciaba los tobillos

su verde gesto

me cubrió de un silencio reparador

y absorbió mis lágrimas,

(me dará flores)

¿Quién puede así convertir el dolor en armonía?

*

Y yo, descarado e insolente

me profesaba dueño,

terrateniente insulso

de su incontrolable energía.

*

Me dio vergüenza

de sólo pensarlo,

y me sentí desnudo,

una bofetada de viento

me mostró lo pobre,

me refregó en la cara mis debilidades

y proyectó lo equívoco de mi diseño.

*

Pero la madre tierra

como madre perfecta

se apiadó de mi,

de mi miedo,

de mis temblores y miserias.

*

Aprendí su lección

y para cesar mi dolor y mi llanto

su fruto me dio.

*

Su enseñanza eterna

atraviesa y supera

a cualquier dueño,

a cantidad de sabios,

portadores de carne

que desde el primer día

han empezado a morir.

Subterfugio Nº 62 – El intento, la culpa y el intento.


Es culpa

el moho en la punta,

el grafito verde.

*

Los sueños resecos

apenas,

pero dormidos por mi culpa.

*

Gran parte de mi pecho

late a ritmo,

sé el lugar.

*

El miedo

es el culpable dicen,

¡Qué cobardía!

hacer la culpa ajena la salida.

*

Sé lo que busco,

sé que está cerca.

Respuesta (Espero)


Desde este cuadrado

lo intento,

el tiempo es tan poco

tan solo una chance.

*

Ocurre constante

el aire cortante,

cuando cerca mío

tu rostro me aguarda.

*

El miedo, el vacío,

el cuerpo no es mío,

yo ya vivo fuera,

vivo onírico.

*

Siento que la voz

no alcanza tu oído,

silencio continuo,

tus labios se mueven.

La marcha y la última sentencia.


El llanto infinito

permeable en las zonas

boscosas, rocosas,

tan térreas y austeras

navegan al centro.

*

Tan lento y antiguo

vagar con destino,

de vida y de muerte

libertos conscientes

no desean más suerte,

liberan sus mentes

las causas atroces.

*

La marcha costosa

prosigue en sollozos,

desgarra la carne terrestre

tiemblan los cimientos,

aquello impoluto,

terrífica muestra.

*

Un Rey indolente

merece mazmorra,

donde la avaricia, el ego,

cambiaron las cosas

las almas, la sangre,

se encuentran con estos

unidos llegando

al centro desvelan

libertad no es misterio.

*

La química humana,

temor de temores;

la muerte, el dolor,

púrpura derramado,

el mar de los ojos

quebrándolo todo,

dictando sentencia

sin miedo a morir

por pura consciencia.

*

El núcleo se parte,

todo se reinicia,

de alguna manera

todo cambiará.

Panorama


Esto ya no se trata del éxito

se trata de refugiarse,

abrazados

entre los escombros de la sociedad.

*

En las noches correr, besarse y observarnos,

saltar, huir y así evitar ser capturados,

por la maquinaria física y falsamente omnipotente,

esos hilos que atraviesan los ojos,

que direccionan los impulsos

coartando el florecimiento de los sentidos,

volviéndonos fétidas masas

y cómplices de la barbarie por el miedo, el temor a perderlo,

seremos así los bloques que conforman las pirámides de los amos.

*

Necesitamos una explosión de humanidad

que arrase el odio,

las diferencias, y volatilice la pasión,

una pandemia de lógica y amor recíproco infestante.

Y


Y es que la angustia

está en el aire,

se retuerce en el vidrio

frente a mi mirada,

como un ritual, una danza.

*

Y en el plato las migas

se pasean insectos a la esquiva,

gigantes trozos de miga, imagino

la comida tan fácil

por la costumbre humana.

*

Y si eres de esos cuantos

que su miedo requiere

sopesar sus monedas

con ejemplos corrientes

y quitar de su hoguera

al menos unos troncos, crispados.

*

Prepárate,

el tormento angustioso

perforará lo más profundo,

ya calado los huesos,

las corrientes de barro y de raíces

golpearán tus rodillas,

y el enredo

llevará tus miserias, orgullo y apariencia,

hasta el fondo del río

sin Caronte a la espera,

sólo olvido.

Un juego


Hagamos una cosa.

Ya que los días corren como siempre,

digamos que la gente se abraza sin sentido,

pensemos que los niños no viven en la calle

que por un rato, sólo están perdidos.

Veamos que lo extraño

son los lugares sin sonidos,

¡Escuche tanto ruido!

es la palabra,

que vuela efervescente

de boca en cada oído

y pocos son los autos, colectivos,

las nubes van de blanco,

se observan las palomas

en baldozones celestes y de brillo,

y el miedo es un vocablo ya perdido

impreso en diccionarios del olvido.

Digamos que el trabajo es compartido,

que todo lo que tienes no lo tienes,

y el recelo a la inversa el sentimiento,

sin recelos, sin sentir más deseos por lo ajeno,

por lo vacuo, lo inerte o irrelevante,

de poseer lo transformado sin sentido humano.

De lo que ya no es necesario los más jóvenes

se ríen, de lo viejo,

y en los pasillos de museos sin fondos,

televisores y teléfonos como amuletos,

se aburren en vitrinas sin reflejos.

Digamos que hoy no importa lo que importa,

tal vez jugando,

haciéndonos de vez en cuando así esta broma,

quién dice que aprendamos

en vez de odiar a amarnos.

Subterfugio Nº 3 («Las Hembras»)


Sin importar las consecuencias

se treparon al ego del supuesto viril,

pisotearon las reglas que no miden

las distancias zanjadas desde antaño.

*

Hicieron caso omiso a aquellos gritos

e invitaron a esas voces silenciosas tan calladas por los golpes,

a alzar la voz ¡ya! por sus vidas, por sus hijos y sus hombres,

enfrentaron cara a cara al lobo escondido entre su traje.

*

Y estos cobardes decidieron intentar

silenciarlas con el fuego

sin pensar que por el miedo,

despertaron en la hoguera

el espíritu de cientos de guerreras.

*

Son los gritos que perduran

el regalo más costoso,

no te vistas de gala sin memoria,

sin recordar el esfuerzo mortal

de tantas damas, teñidas de rojo.

Subterfugio Nº39 (Subterfugio ajeno)


No me aflige tu pena

pues me mudo de a poco,

mi conciencia viajera

por la ruta se aleja.

*

Ya mis mañas guardadas

ademanes, miradas,

las sonrisas, el llanto,

se van en la mañana.

*

Y por el mediodía

todas las melodías,

las canciones y prosas

en las últimas cajas.

*

Ahora el sol que se cae

por descuido impensado,

su calor que se quita

el perfume lavado.

*

Es la noche el momento

doy dos pasos, la puerta,

penden algunas perlas

de tus ojos vacíos.

*

Sin sentido, costumbre,

yo sin miedo, la cruzo,

es enorme el vacío

que se queda contigo.