Vuelven mis pasos sobre los errores
ligero roce de mis plantas sobre camalotes,
respiro añejos equívocos
mis heridas comienzan a sanar.
*
Mis niños de espejo danzan
a mi alrededor levantan polvareda,
mi espíritu guardián de mis ideas
intenta defenderme y logra lo contrario.
*
Mis ojos toleran la arena vidriada
me adentro en las tormentas infinitas del ayer,
con las manos desnudas desato las ventiscas
aquellas que mancillan desde antaño mis entrañas.
*
En este pecho de corazón hirviendo
brotan las tempestades desde siempre,
mis manos eligen ya las velas
trazando las rutas marinas de mi deseo,
ya no viajo de noche en los desiertos.