Nuestros días, los días que anhelo


¿Alguna vez te has despertado
víctima de la arena y el viento salado?
dejé las ventanas abiertas
se que la mañana te habrá llamado,
desde la costa proveerán mis manos
con el sol a cuesta empujaré la puerta,
a la espera del correrío y el desorden
con los brazos abiertos lo atraparé
un ángel cautivo pero voluntario,
el tan alucinado por tus ojos como yo.

*

En silencio mi tiempo irá pasando
mis ojos guardianes intentarán seguirlos desde prudente distancia,
y en nulas palabras contemplaré
mi mundo mudo volverá;
como al principio,
a un universo infinito de sentidos.

De la piedra que brota.


Sucumbo lánguidamente

entre la hojarasca bulliciosa

de mis húmedos calabozos,

de vestigios del éter circundante.

*

Allí posan mis abigarrados deseos

nativos de mi entorno inestable,

se nutrieron de grises y morados

de salvajes violetas y plateados.

*

Mis dedos horadan la frágil unión

señales débiles alcanzan el extremo,

aguardo, silencio y otro intento

repito hasta el hartazgo o la respuesta.

*

Como en el sutil azul del mar

el eco punza y lo acuoso penetra,

las voces múltiples resuenan,

los colores se mezclan y la savia

se derrama en el lienzo rasgado.

 

 

 

 

 

 

La mar


La espuma se seca,

la sal se compacta,

las huellas se borran

sobre otras, recuerdo.

*

La brisa temprana

la manta agua y verde,

caranchos, zorzales,

gaviotas reclaman ofrendas.

*

Las rocas foráneas

se mezclan forzosas,

el mar las recibe

las pinta de verde.

*

Lo oscuro del agua, lo humano,

se lavan conciencias, los restos,

pululan rodeando burbujas,

evitando el fondo, muy humano.

La marcha y la última sentencia.


El llanto infinito

permeable en las zonas

boscosas, rocosas,

tan térreas y austeras

navegan al centro.

*

Tan lento y antiguo

vagar con destino,

de vida y de muerte

libertos conscientes

no desean más suerte,

liberan sus mentes

las causas atroces.

*

La marcha costosa

prosigue en sollozos,

desgarra la carne terrestre

tiemblan los cimientos,

aquello impoluto,

terrífica muestra.

*

Un Rey indolente

merece mazmorra,

donde la avaricia, el ego,

cambiaron las cosas

las almas, la sangre,

se encuentran con estos

unidos llegando

al centro desvelan

libertad no es misterio.

*

La química humana,

temor de temores;

la muerte, el dolor,

púrpura derramado,

el mar de los ojos

quebrándolo todo,

dictando sentencia

sin miedo a morir

por pura consciencia.

*

El núcleo se parte,

todo se reinicia,

de alguna manera

todo cambiará.

Que se muera al minuto


Sinceramente quiero que me engañes

sin vergüenza,

directo a los ojos,

la Plaza Mayor.

*

Se reirán de todo,

se asombrarán de esto,

y que importa

yo obtuve lo que quiero.

*

Tu amándome en los ratos libres,

yo amándote a cada minuto,

si tanto pujar no nace

mejor que muera,

que lo lance la angustia

al vacío egoísta,

que lo quiebre el desaire,

que se muera al minuto.

*

Solo queda empezar de nuevo

arrancarse la espina,

semanas de dolor,

días de ardor,

el resto a la bolsa,

al mar y al mar adentro.