Siento cada día lo inútil del cuerpo
me ata a él la vida y ciertas perversiones,
es básico y me arrastra,
debo seguirlo, no se puede salir de él.
*
Sueño un ser anfibio,
apacible en el fondo, quieto,
mientras todo gira a su alrededor, sus ojos caen,
su cáscara en realidad, y todo se desprende de sí.
*
La dimensión que me socava se extingue,
los planos se desdoblan pero el cuerpo no pasa,
un periscopio espectral observa tímidamente un azul opiáceo,
vuelve a mi boca y se confunde en la materia.
*
El pensamiento parece fluir con el éter,
radiación propulsada por la energía configurada por el espíritu,
la última representación del hombre y la que deja de ser,
su obra maestra, el alma.