Etéreidad impeditiva


Decidí callarme,

ya hube utilizado

cada letra en palabras.

*

Busqué por días

el mensaje,

la forma de llegar

hasta sus años.

*

Pero esa tarde

lo mejor era besarnos.

*

Fue en vano

la lingüística ofensiva

allí intentada.

*

Nos cruza una ventana

a media altura, no vidriada,

la oigo, ella lo hace,

e intercambiamos en el borde

como si un tráfico prohibido, las sustancias,

de labio en labio,

boca en boca se transfieren,

las ánimas porfiadas de «los ambos».

Pero las almas son

de un lado cada una,

y cuando calla este fenómeno energético,

el lenguaje espacial se desintegra,

las masas se contraen, se expanden con violencia,

así fagocitados por el Génesis primario que nos trajo,

nos dispersamos y lo arruinamos.