Es que esa rueda que recorre los nervios
presiona el tiempo recurrente,
infinito, a priori del momento deseado,
letargo violento que sacude la piel, alimenta,
la desesperante necesidad de los bocados,
de tener entre manos lo que asoma en la frente desde adentro.
*
El ahogamiento que produce el vacío,
el vacío que se tarda en llenar por la gotera,
son los segundos que caen suspendidos
con masa insuficiente a lo esperado.
*
Es cuando el balde rebalsa suficiente
que sacia esas gargantas empolvadas,
que da lo que nos falta y luego quita,
la espera nuevamente
del agua que no llega,
de gotas que golpean en el fondo
y retumban en la odiada ansiedad,
la carne se endurece,
se espera la humedad con desaforo,
es el defecto humano que se pega,
es imposible retractarse de esta forma involuntaria.